Hay películas de vaqueros raras. Tal es el caso de Lucky, una película que vimos el otro día en casa de mi suegra y que no nos metió ningún miedo. No sé por qué está recomendada para mayores de 12 años. La pueden ver los niños sin problema alguno.
Lo único que ves es un vaquero viejo que está más loco que los del manicomio. Se nota que es una ópera prima. La primer película de un director siempre es basurilla. Te cuenta las peripecias de un hombre solitario que se deja llevar por el corazón así de repente. Antes de ponerse sentimental era un vaquero fiero. Pero los años pesan. Así el viejo Lucky se nos vuelve un señor mayor con su gorro de vaquero muy preocupado porque se le ha perdido una tortuga a la que considera su compañera.
Inolvidable es la escena en que el viejo se nos pone a cantar una ranchera en una fiesta de aniversario de un niño mexicano. Genio y figura. El viejo vaquero no deja indiferente al personal ni en el final de sus días gloriosos. Salen muchos viejos en la película. Es como si se acabara una etapa. ya no hay sitio en la sociedad para viejos vaqueros. La película tiene momentos graciosos. Repito: no sé por qué no está recomendada para todos los públicos.
Os la recomiendo. Tiene algo cómico en la tragedia de un hombre que ve como su vida llega al fin. Todas las mañanas este anciano con los noventa cumplidos se levanta y hace cinco ejercicios de yoga mientras escucha rancheras para animarse. Luego va camino a la cafetería de su buen amigo Joe, se pide un café sin acompañamiento de bollería y pierde la mañana haciendo crucigramas para ejercitar su memoria. Más tarde vuelve a su casa y se entretiene viendo concursos de la tele, hasta que llega la hora de ir al bar, de nuevo. Se sienta en la barra, se pide un bloodymary... y vuelta a empezar una rutina sin meta. Es una espera. Hasta que un día, de repente, sufre un desvanecimiento y cae de bruces al suelo como si hubiera muerto. Entonces se empieza a preguntar qué va a ser de él cuando fallezca y empieza a ponernos más tristes.
Lo único que ves es un vaquero viejo que está más loco que los del manicomio. Se nota que es una ópera prima. La primer película de un director siempre es basurilla. Te cuenta las peripecias de un hombre solitario que se deja llevar por el corazón así de repente. Antes de ponerse sentimental era un vaquero fiero. Pero los años pesan. Así el viejo Lucky se nos vuelve un señor mayor con su gorro de vaquero muy preocupado porque se le ha perdido una tortuga a la que considera su compañera.
Inolvidable es la escena en que el viejo se nos pone a cantar una ranchera en una fiesta de aniversario de un niño mexicano. Genio y figura. El viejo vaquero no deja indiferente al personal ni en el final de sus días gloriosos. Salen muchos viejos en la película. Es como si se acabara una etapa. ya no hay sitio en la sociedad para viejos vaqueros. La película tiene momentos graciosos. Repito: no sé por qué no está recomendada para todos los públicos.
Os la recomiendo. Tiene algo cómico en la tragedia de un hombre que ve como su vida llega al fin. Todas las mañanas este anciano con los noventa cumplidos se levanta y hace cinco ejercicios de yoga mientras escucha rancheras para animarse. Luego va camino a la cafetería de su buen amigo Joe, se pide un café sin acompañamiento de bollería y pierde la mañana haciendo crucigramas para ejercitar su memoria. Más tarde vuelve a su casa y se entretiene viendo concursos de la tele, hasta que llega la hora de ir al bar, de nuevo. Se sienta en la barra, se pide un bloodymary... y vuelta a empezar una rutina sin meta. Es una espera. Hasta que un día, de repente, sufre un desvanecimiento y cae de bruces al suelo como si hubiera muerto. Entonces se empieza a preguntar qué va a ser de él cuando fallezca y empieza a ponernos más tristes.
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