Fumando espero al hombre
que me lleve a la iglesia
para jurarnos amor
ante Dios y los que vengan
con un regalo a pagar
los gastos de un banquete
donde no falte el marisco
y el champán sea del bueno.
Fumando espero al marido
digno de una princesa
con un vestidito blanco
y una cola de seda.
Fumando estoy esperando
al galán de mis tristezas
y se me acaba el pitillo
antes de que aparezca.
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